Pregón de las Fiestas Patronales de Navas del
Selpillar en
Honor de
Nuestra Señora Virgen de los Remedios. (2017)
Pregonero
Antonio Rafael García Oliveros
Navas del Selpillar
24 de Agosto de 2017
Aquí comienza la vida
UNA HUMILDE ALFARERÍA:
Al revolver de una esquina
Al nacer de una estrecha callejuela
Allá arriba
Una puerta siempre abierta
Da paso a una humilde alfarería.
Y un letrero que reza
Aquí comienza la vida.
Y entregado a su faena
Un viejo alfarero
Con el rostro de Dios
Con las manos de un padre
Y un corazón
Que es derroche de amor
A cada latido…
Con sensibilidad y sentido…
Tomó la mejor arcilla
Y de forma humana y sencilla
Fue moldeando la imagen
de la mejor chiquilla
para que fuera madre de Cristo
madre de toda la iglesia
madre llena de gracia
pura limpia inmaculada.
Y luz y guía, desde luego,
para el caminante senda
para que el hombre que sufre
se sienta cerca de Ella.
Y sol y cielo y aurora
y noche y día y mañana
y luz y agua y marea
y tarde y lucerillos y estrellas
se mezclaron entre sus manos
para que todos exclamaran
bendita sea tu pureza
y eternamente lo sea
Para que todo el mundo te vea
como madre de buen consejo
y estrella de la mañana
y salud de los enfermos
y puerta segura hacia el cielo
y refugio de pecadores
y del afligido consuelo
Y Madre de la vida
de los que viven llorando
de los hambrientos de justicia
de los lamentos olvidados
del que cayó en el camino
del enfermo
y el cansado
del amor recién nacido
y del que muere abandonado
Y aquel viejo alfarero
se recreó en tu hermosura
y con todo mimo y esmero
dibujó sobre tu frente
beso, luz y ternura.
Y escondida en tu boca
como rayito de luna breve
una sonrisa leve
que borra el mal y lo derrota
y se pierde en los perfiles
en la línea divisoria
que separa eneros y abriles
y nos conduce hasta tu gloria.
Y en tu rostro dejó la huella
del clavel y la azucena
de jacintos de hortensias
de narcisos de gerveras
de gladiolos de gardenias
de rosas siempre frescas
para que tu belleza aromara
cada suspiro cada promesa.
Y en tus ojos el hechizo
la locura de buscarte
Y olvidar el dolor que traía
de tanto y tanto amarte
causa de nuestra alegría
Y ante ti se postraron
Bienaventurada María
El sol de cada día
La luna y su luz primera
Los luceros de la noche
Cada nueva primavera
Los susurros de las fuentes
Y manantiales de pureza
Azahares de plata y seda
Para abolir el pecado
Para vencer cada ofensa.
Porque solo Dios ha podido
Madre del gran consuelo,
Bello sueño de amor prendido
Reflejar en tu cara mis anhelos
Y ser Madre de misericordia llena
Porque corre por tus venas
un río de limpias aguas,
afluente del Amor
que quita la sed
a quien bebe en fuente tan alta.
Y en tu pecho el corazón
Es silencio de
alabanza
un beso que cruza y estremece
aire nuevo de bonanza
que lleva al mismo Dios
y nos devuelve la esperanza.
y mientras todo un Dios se recreaba
en tan graciosa belleza
a ti celestial princesa
virgen sagrada María
te ofreció desde ese día
alma, vida y corazón
para mirar con compasión
a todo aquel que te reza
Virgen Santa, Madre mía.
Todo lo que hizo Dios,
todo con su belleza,
encerrada en expresión
que no se olvide aunque se quiera.
Todo lo que Dios soñó,
toda la creación en Ella,
en solo una cara perfecta.
Y vio Dios que esto era bueno,
por eso dejó sus manos
de tanta esperanza llenas.
Y habiendo cumplido
Su mejor promesa
viendo su obra acabada y perfecta
la quiso reina de los naveños
les entregó a su madre
Y le puso por nombre Remedios
GRATITUD:
Paz y Bien
Dicen que uno pertenece a donde se le
quiere, se le siente, pero sobre todo a donde se le demuestra. Y aquí en esta
tierra, a este pregonero, en repetidas ocasiones, se le ha demostrado afecto y
cariño a partes iguales.
A
esta causa, a ese vaivén de sentires que han encontrado aposento en mis adentros
para siempre, añado mi confesa devoción a la Madre de Dios, mi condición
mariana que hoy salva toda distancia que me separa de cada una de las letras
que desde la cuna dan sentido y razón de ser a mi amor a la Virgen, a la madre
dulce y buena, Araceli, y provoca que me encuentre en este instante rendido a
las plantas de la madre de todos los naveños, Remedios.
Y ya os adelanto, que en esa encrucijada
de amores, gana el pregonero, que se siente henchido y orgulloso ante la
posibilidad de ofrecerse por entero a María.
Aquí estoy, con un pregón entre mis manos
temblorosas, con un pellizco que recorre mis adentros, asomado al borde del
abismo.
No hay condena. Lo sé. Cada gota de mi
sangre me lo dice. Y se acelera el pulso. Y es el tacto de tus manos el que
eriza cada latido. Me
sostienes, no lo dudo. Tú me has traído. Y antes que a nadie a ti, Remedios, mi
gratitud. Desde este atril, a tus plantas, mis fatigas, mis rezos, mis
suspiros, quedan contigo.
Y además agradecido. El pregonero
experimenta una grata y sincera emoción de agradecimiento cosida a la sangre
que me mueve y me atrae a esta aldea.
A ti Ángel, porque una vez más, de
forma generosa has prestado la anchura de tu corazón, cada latido, cada aliento
de cariño, en un gesto de confianza desmedida, a este lucentino, para que se
produzca este momento, nada nuevo bajo el sol viniendo de una persona de tu
calidad humana, porque personas como tú, además de necesarias, son
imprescindibles, porque ven más de lo que dicen ver, porque sienten, aman y
miran desde el corazón.
Reside en ti la grandeza de la gente de
bien, la humildad y la sencillez de esas personas con olor a quiero, con mirada
de sí y sonrisa de gracias.
Este pregón es para ti.
Y qué decirte a ti amigo Agustín. Que
decirte estando de por medio la Madre de Dios, estando de nuevo, como otras
tantas veces, a su plantas, en la fragua de nuestra amistad.
Que decirte si gracias se me antoja poco y
lo mucho que quisiera alcanzar a decirte desde el corazón ya lo hemos vivido
entre risas y lágrimas y ahí quedó.
Que así se escriba y así se cumpla.
OFRENDA:
Y soñó Dios
con las flores y las llenó de su misma perfección de pétalos, olor y colores,
para que nosotros no podamos más que depositarlas a las plantas de María como
delicada ofrenda.
Los naveños
tienen mañana una cita con la Virgen de los Remedios. Se presentarán ante ella
con flores en sus manos y con una historia oculta en sus labios.
De todas
las flores que recibirá mañana la que es madre de los naveños, permitidme que
me quede con una, y en mi osadía, dejadme que la lleve conmigo y la guarde
entre mis pertenencias, en esa pequeña maleta de sentires con la que partiré
algún día a esa otra vida que me deparen mis obras.
Esta tierra
fue forjando la flor que yo quiero con la particularidad de su luz, de su
cielo, de su aliento fragante.
En un juego
imperceptible de contrastes que se resuelven en ella y sobre ella, en sus
perfiles y en sus contornos.
Esa flor es
poesía inequívoca que se enreda en su hechura de contrastes y reflejos
cegadores que cálidamente despiertan las pupilas con esa fragancia fresca y
olorosa suya.
Flor
escogida, presente en el alma y el corazón de esta tierra para ser ofrecida en
cualquier instante y desde cualquier lugar.
Flor que
jamás el mejor artista pudo soñar. Completa de detalles y matices donde se
conjuga la luz de una aurora que la ilumina y le implora.
Es flor
nacida del pueblo, que viene de lo más hondo, de las entrañas mismas y está
cuajada de anhelos.
Es herencia
cargada de emoción. Expresión artística, plástica, sentimental, es relicario de
fe.
La
hermosura de Dios entre el cielo y la tierra. Arriba, ni siquiera parpadean las
estrellas, abajo, quieto el mundo, su fragancia inunda el terciopelo del aire.
Su aroma,
en un trueque de sutilezas y elegancias, aparta la tristeza y disipa la tiniebla
y desde la noche al alba logra el tránsito del pecado a la gracia, de las
lágrimas al júbilo.
Es flor que
se mueve a pie entre suspiros camino de su bien. Que pone alas al corazón y
abre de par en par las puertas del alma.
Esa es la
flor que quiero para mí. La flor que lleva prendida en el pecho, cada uno de
tus hijos, Remedios, cada naveño.
Esa flor
que…
Es rosa
Y es espina
Es dolor,
es ternura
Es fe y poesía
El rezo de un Ave María
Que se recrea en tu hermosura
Y es sueño
Y es quimera
Es nevada
Y es hoguera
Es un ave
Que libre vuela
Y ante el dolor
No te niega
Y ante la ofensa
Ni se rinde
Ni se doblega
Y es tristeza
Y es alegría
Es lluvia
Y es sequía
Y es soledad
Y es compañía
Es cielo
Y es la luz de cada día
Es luna
Y es lucero
Es fragancia
Es desvelo
Es paz y es tormento
La voz que en cada momento
Nos recuerda que hay cielo
Y es mirada
Y es ceguera
Es latido
Y es espera
Y es herida
Y es costura
Es caricia
Y es dulzura
Y es aliento,
Y es suspiro
Es entrega
Y es retiro
Y es deseo
Y es esencia
Es un beso
Y es conciencia
es memoria
Y es olvido
Es promesa
Y es latido
La brisa que mueve las velas
Del alma que navega
En pos de Dios.
Es la flor que cada naveño
Lleva guardada en su pecho
Y te entrega por amor.
EL DIA DE LA VIRGEN:
Las Navas se hace una sola oración a la
puerta de la Iglesia. Está allí, viva y suplicante el alma de esta tierra. Sale
la Virgen de los Remedios, la Madre de los naveños, la reina de sus corazones.
Tiene la dulce imagen de la señora en sus
rasgos una sonrisa inacabada de cielo, un mirar de esperanza y gloria, que
parece hablarnos como ninguna de la vida, de nuestro fin eterno, mientras, se
diría que es la madre de Dios hablando con los ángeles.
Esta procesión de la Virgen, su día, el
día de la Virgen es como un marfil antiguo. En ella está el anciano que esperó
pacientemente a la puerta de la iglesia y el chaval que no quiso perderse ni un
solo detalle, y desde que sale la reina de los naveños, surge una relación
particular entre Ella y cada uno de sus hijos, cada naveño, con amarla mucho se
es naveño, cree que ha salido para él y le pide esperanzado y el que va a dar
gracias es el más conmovido.
Hoy, tus hijos
alzan su alma sin
agravio;
hoy, alzan sus ojos para verte;
hoy, traen un amor entre los labios
para abrazarte, mimarte y mecerte,
en busca del tacto dulce y cálido
de tu mano, Remedios, para quererte!
hoy, alzan sus ojos para verte;
hoy, traen un amor entre los labios
para abrazarte, mimarte y mecerte,
en busca del tacto dulce y cálido
de tu mano, Remedios, para quererte!
Y una luz nocturna
atraviesa
Por un jardín de
amores
Y la fe sostenida
Por el amor de la
gente
se convierte en
fuente
De salvación y de
vida
Y en la luz de tu
mirada
No sé qué corazonada
Tu misericordia
mueve
Que va cambiando en
suspiro leve
la pena hiriente y
ahogada.
Corre por todos los
ojos
De la gente que te
reza
Esa misma nobleza
Y una salve se abre
paso
Llena de amor a
sostenerte
en busca del tacto
dulce y cálido
de tu mirada, Remedios, para quererte!
de tu mirada, Remedios, para quererte!
Y en un revuelo de
madrugada
sus corazones alzan
hasta un cielo de
estrellas
donde vuelan sus
deseos
sus afanes
sus piropos
y su sueño
de abandonar este
mundo
con el beso de luz
de tu mirada.
Al fin y al cabo, una madre piensa en sus
hijos, día y noche, no importa si están o no con ella, una madre, es madre para
siempre.
EN TUS MANOS:
La obra, su
obra, aún no está acabada. Para terminar de limpiar el corazón de amarguras y
estrecheces, la Virgen de los Remedios tiene un último gesto con su pueblo.
Venid a mí, dice, tomad mi mano, dejad en ella vuestro dolor y vuestro
cansancio.
La madre de
Dios es aún más madre nuestra. Puerta abierta a la esperanza, María sabe que en
el tributo de un beso queda el sabor de la fe y el arrepentimiento, del amor y
del perdón, de la gracia y la misericordia.
Este
encuentro cercano entre Remedios y sus hijos es un rosario de avemarías y
estremecimiento que sabe a cielo, que baña el alma toda de vida. Un simple beso
es primavera suficiente para dar calor al invierno de nuestra desesperación.
Mirad al
cielo, que es lo mismo que mirar a la inmensa profundidad de amor de sus ojos y
no os olvidéis de dar gracias por lo que estáis a punto de vivir. Es cada beso
el resorte que hace saltar por los aires la grandeza y la hermosura
inconmensurable de la obra de Dios resumida en un gesto de amor. Porque quien
besa ama, quien ama cree y quien cree será libre.
Si, el domingo nos encontraremos ante el
rito amoroso del beso.
Un instante leve, sutil, de gracia y
sobrecogimiento que inundará nuestros sentidos, que se extenderá a los cuatro
puntos cardinales de todo nuestro ser, capaz de erizar nuestra piel y de cruzar
como un escalofrío nuestra alma.
Y será inevitable, como un pellizco, que
va y viene, recordaremos a los que mucho te amaron.
Bendita sea
la madre de Dios por crear esta sinfonía perfecta
Bendita sea
la madre de Dios porque nos hace sabedores de que el hombre en su soberbia
nunca podrá crear algo más hermoso que este encuentro de fe sincera
Bendita sea
la madre de Dios que con un soplo de vida empuja a los corazones hacia un
paisaje de vida eterna
Bendita sea
la madre de Dios que vive en los detalles, en lo sutil de nuestros días, y da
fuerzas y lucidez a quienes le rezan
Bendita sea
la madre de Dios que concede a los humanos el don de convertir los besos en
poemas que canten su grandeza
Bendita
seas Remedios por prometernos una eternidad de paz y de gozo y anunciarnos que
hay cielo para quienes te ansían, quienes te rezan, quienes te sueñan, quienes
te anhelan, quienes te lloran y cumplen su promesa de andar por esta vida con
el corazón en la mano y la mirada puesta siempre allá arriba, porque tus hijos…
Con el corazón en la
mano, te sueñan
Con el corazón en
los ojos, te miran
Con el corazón en la
boca, te rezan
Con el corazón en el
otro, caminan
Con el corazón en la
mente, te sienten más cerca.
Porque el corazón
perdona
Porque el corazón
delata
La emoción más
contenida
Para cruzar los
umbrales
Que de tu mano
Señora
Conducen a la otra
vida.
ORACION:
Este
pregonero ha vuelto a levantarse, ha vuelto a andar, ha vuelto a encaminar sus
pasos hacia esos nuevos rumbos donde aguarda la luz que muestra el cuidado con
que el amor de la Virgen hace moverse el
mundo.
Y se siente
tocado por la gracia, henchido por la emoción.
Ha bebido
de la fuente inagotable de dulzura que habita en tu mirada
Se ha
perdido en los espacios de ese rostro tuyo que esconde un manantial de fe.
Se ha adentrado sutilmente en ese pecho
tuyo donde anida un corazón que abres de par en par a quien se acerca y derrota
el mal y lo aleja.
Ha visto ese rastro de luz y gloria al que
aferras a todo aquel que roza tu mano.
Ha vuelto a tenerte como fuente eterna de
consuelo.
Porque
eres Remedio, Señora
Deja
que mi boca reseca
Calme
su calor de fiebre
En
las aguas de tu acequia
Porque eres Remedio,
Señora.
Porque
mi vida espera
Desordenada
e imprecisa
Un
rayo de luz que sea
En
los mares de zozobra
brisa
que hinche las velas.
Porque
eres Remedio, Señora
Deja
que mi pena,
Entre
tus manos se haga luz
Y
alegría en tu presencia
Porque
eres Remedio, Señora
Porque
en mi alma triste y hueca
Sin
brisas, sin luz sin flores
Se
apagó la última estrella
Porque
mi voz se hizo llanto
Porque
sentí por mis venas
El
hiriente escalofrío
De
una herida traicionera
Porque,
me vi Señora
Solo
y sin luz en mi senda…
Al
conjuro de tu risa
Al
cobijo de tu manto
A
tu cetro y voz de reina
Vengo
en la noche callada
Hecha
de dolores y penas
Mendigo
de luz de amores
Perdido
entre sombrías veredas
Con
las cruces de mi afrenta.
Y
Tu, porque eres Remedio
Y
eres madre dulce y buena
Se
bálsamo en mis dolores
Se
luz blanca en mi senda
Y
llévame generosa
En
tus ojos que yo vea
Con
claridades de aurora
El
alivio de mis males
El
remedio de mis penas
Que
en mi jardín
Rosas
frescas
Luzcan
triunfos de amores
En
vergeles de pureza
Porque
eres Remedio Señora
Tus
manos de nieve y seda
Pongan
quietud de sonrisas
En
mis llantos
En
mis angustias
En
mis tristezas
Y
alivia mi sed de goces
Y
en la sangre de mis venas
cante
su triunfo de dichas
un
riego de vida nueva
Porque
eres Remedio, Señora
Cura
ya esta pena
Y
en mi hora postrera
Tenme
cerquita de ti
A
tu vera.
Que
así Remedios
Así
se muere cualquiera.
MUCHAS GRACIAS
Antonio Rafael García Oliveros
Navas del Selpillar
24
de Agosto de 2017
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